Devocional semanal: 5 de febrero
de 2017.
CREER.
Hola, buen día.
La vida consiste en momentos, ella
no es plana, es más bien como una montaña rusa. Pero así como nos subimos a la
montaña que es una mezcla de miedo y diversión hay que saber llevarla.
Les contare algo, tengo una obsesión
de que todo este limpio y en orden. Cuando esto no es así, yo suelo
desesperarme con facilidad. Me gusta tener el control de mi entorno. Cuando llegué a mi casa para iniciar un nuevo semestre, mi casa estaba caótica. Era el
producto de no haber estado en ella durante las vacaciones, estaba llena de
tierra, baños sucios y varios de los servicios públicos no estaban disponible.
Ni siquiera subí las maletas a mi cuarto, lo único que hacía era limpiar con
ira, enojo, me sentía frustrada pero a veces aliviada porque veía que estaba
cada vez más limpia.
Para calmarme decidí llamar a
mis hermanas, ellas saben cómo es esa situación para mí y ella solo me decían: “cálmate, lo que esta no lo puedes deshacer,
lo que puedes hacer es hacerlo mejor” Tenían toda la razón. Así que mientras
hablaba por teléfono con ellas, trabajaba más eficientemente al mismo tiempo que
me tranquilizaba. Pasó un par de horas y la casa ya estaba limpia, mis ánimos
estaban mejor; hasta mi mamá lo notaba. Ellas (Mi mamá y mis hermanas) no estaban conmigo ahí pero sentía que me
animaban.
Les puedo decir que Dios usa a
las personas que están a tu alrededor
para aliviar tus cargas, puede que no lo veamos pero lo podemos sentir en
todas las cosas que están en nuestro entorno y en las personas con las que nos permite compartir. No sentamos temor a hablar de nuestros problemas, confesemos
a nuestro Padre que está en los cielos y de seguro el pondrá personas a nuestro
alrededor para ayudarnos. Ser autosuficientes o creernos así es ser necio y
testarudo. Cristo Jesús siempre está dispuesto para ayudarnos.
Antes de comenzar ten un
momento a solas con Dios y pídele que te llene de su espíritu santo.
10 Ahora bien, Dios nos ha
revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta
las profundidades de Dios.
11 En efecto, ¿quién conoce
los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así
mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios. 12 Nosotros no hemos recibido el
espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos
lo que por su gracia él nos ha concedido. 13 Esto es precisamente de lo
que hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría humana, sino con las
que enseña el Espíritu, de modo que expresamos verdades espirituales en
términos espirituales.[d] 14
El que no tiene el Espíritu[e] no acepta lo que procede del Espíritu de Dios,
pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo
espiritualmente. 15 En cambio, el que es espiritual lo juzga todo,
aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie, porque
16 ¿quién ha conocido la mente
del Señor para que pueda instruirlo?
Nosotros, por nuestra parte,
tenemos la mente de Cristo.
1 Corintios 2: 10 – 16 NVI.
Pablo en la carta de los
corintios lo que nos explica es porque no todos creen en Cristo Jesús, o porque
cuando Dios le habla a su pueblo no creen en sus promesas. Es fácil, si crees
en Dios, en tu mente, alma y corazón, En ningún momento dudaras de lo que él te
ha prometido, porque sabes que Él no es hijo de hombre para arrepentirse, el
siempre cumple sus promesas.
Es cierto, vivimos en un mundo
donde todo debe ser demostrado racionalmente y que hasta no ver no creer. Pero
Dios aunque no lo podemos ver, lo podemos sentir en cada una de las personas
que conocemos (familia, amigos, pareja), realizamos (universidad, trabajo,
colegio, iglesia…) y vemos. Dios está en cada uno de nosotros porque su espíritu
mora en nosotros. Solo hay que dejarlo que actué en nuestra vida, que nos
sorprenda con todo lo que Dios ya tiene preparado.
Algunas personas creerán que
estamos locos por creer en alguien que no vemos, quiero recordarte algo: NO ESTAMOS LOCOS, nosotros hemos
decidido creer, y amar sin ver, y dejarnos llevar por ese amor inmenso, arrollador,
intenso, que se ve reflejado en cada uno de los aspectos de nuestra vida.
Deja que el espíritu santo, te
llene, dile a Dios que te deje ver como el ve, escuchar como el escucha, hablar
como el habla. En pocas palabras dejémonos amar y amar a Dios. Es lo mejor que podemos
hacer y verdaderamente conoceremos la paz que sobrepasa toda paz, aun en
momento de angustia.
Bendiciones.
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