Devocional semanal: 20 de marzo
de 2017.
TU PASADO NO IMPORTA, ES REALMENTE TU PRESENTE
Y FUTURO LO QUE INTERESA.
Hola, buen día.
Una de las preguntas constante
que se suele realizar el ser humano es ¿Cómo puede ser feliz? Y es probable que dedique varias horas de introspección, o compre libros de autoayuda, o le
comente a un amigo cercano para que le dé su opinión.
La verdad es que ser feliz es
una elección personal. No existen métodos o formulas que te ayuden a sentirte
feliz. La vida misma que nosotros construimos a diario, es un ladrillo que
construye una pared y así sucesivamente cada una de las partes de una casa.
Cristo Jesús, es el camino, la
verdad y la vida. Seguir sus enseñanzas debe asegurarnos un camino feliz; pero
veo gente que cree en Jesús pero sigue aun con amargura y esa sensación de vacío.
Cuando empezamos a ver a Jesús
como nuestro libertador, aprendiendo sus enseñanzas y siendo realmente
aplicadas en nuestra vida, no haciéndolo por religiosidad, sino por convicción y
elección personal, en ese momento podemos sentirnos libres y satisfechos con
todo lo que hay a nuestro alrededor.
Dios no es una religión, Dios es una RELACIÓN. Como en toda relación hay entrega de ambas
partes. Cada quien apoya y anima al otro a que pueda realizar sus metas, planes
y sueños.
Creo que cada día existen personas
más tristes porque quieren controlarlo todo, y no dejan ceder el control para
que otros puedan ayudarlos. Jesús dijo: carguen
mi yugo que es más ligero. Porque Él es puro y perfecto. Por lo tanto
aceptar a Dios no debe ser una carga o atadura que nos limite, es una libertad
indescriptible, es permitirte saber que no existen fronteras.
Cuando aceptamos a Dios no aceptamos una
esclavitud, aceptamos una libertad. Y si en algún momento haz
sentido que Dios es un limitante en tu vida, es momento de revisar, tal vez
lleves una vida religiosa más no de espiritualidad.
Antes
de comenzar, ten un momento a solas con Dios. Pídele que llene tu corazón,
mente y alma de su amor. Pídele que te muestre su relación para que puedas ser
uno en él.
Jesús y la samaritana
4 Jesús[a] se enteró de que
los fariseos sabían que él estaba haciendo y bautizando más discípulos que Juan
2 (aunque en realidad no era Jesús quien bautizaba, sino sus discípulos). 3 Por
eso se fue de Judea y volvió otra vez a Galilea. 4 Como tenía que pasar por
Samaria, 5 llegó a un pueblo samaritano llamado Sicar, cerca del terreno que
Jacob le había dado a su hijo José. 6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús,
fatigado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. [B] 7-8
Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida.
En eso llegó a sacar agua una
mujer de Samaria, y Jesús le dijo:
―Dame un poco de agua.
9 Pero, como los judíos no
usan nada en común[c] con los samaritanos, la mujer le respondió:
― ¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy
samaritana?
10 ―Si supieras lo que Dios puede dar, y
conocieras al que te está pidiendo agua —contestó Jesús—, tú le habrías pedido
a él, y él te habría dado agua que da vida.
11 ―Señor, ni siquiera tienes
con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo; ¿de dónde, pues, vas a sacar esa
agua que da vida? 12 ¿Acaso eres tú superior a nuestro padre Jacob, que nos
dejó este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y su ganado?
13 ―Todo el que beba de esta agua volverá
a tener sed —respondió Jesús—, 14 pero el que beba del agua que yo le daré no
volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un
manantial del que brotará vida eterna.
15 ―Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni siga
viniendo aquí a sacarla.
16 ―Ve a llamar a tu esposo, y
vuelve acá —le dijo Jesús.
17 ―No tengo esposo —respondió
la mujer.
―Bien has dicho que no tienes
esposo. 18 Es cierto que has tenido cinco, y el que ahora tienes no es tu esposo.
En esto has dicho la verdad.
19 ―Señor, me doy cuenta de
que tú eres profeta. 20 Nuestros antepasados adoraron en este monte, pero
ustedes los judíos dicen que el lugar donde debemos adorar está en Jerusalén.
21 ―Créeme, mujer, que se
acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al
Padre. 22 Ahora ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que
conocemos, porque la salvación proviene de los judíos. 23 Pero se acerca la
hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre
en espíritu y en verdad, [d] porque así quiere el Padre que sean los que le
adoren. 24 Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en
verdad.
25 ―Sé que viene el Mesías, al
que llama el Cristo —respondió la mujer—. Cuando él venga nos explicará todas
las cosas.
26 ―Ese soy yo, el que habla
contigo —le dijo Jesús.
Juan 4: 1 – 26 NVI.
Antes de tratar de entender
que quiere decirnos hoy Dios a través de su palabra, me gustaría contextualizarlos
un poco para que veamos el panorama social y cultural.
Las mujeres tenían la función de
buscar el agua, para abastecer sus casas, dar de beber a los animales o regar
sus cultivos. Por lo general esto se hacía o muy de mañana o por la tarde para
evitar el sol. Las mujeres solían ir en grupos (hermanas, amigas, familiares, o
vecinas) para poder ayudarse en este trabajo. Es obvio porque iban temprano,
por las altas temperaturas. Ahora, la mujer debía ser casta hasta el matrimonio
y debía servir a su esposo y sino tenía a su familia. Como ahora solo podía tener
un esposo, al menos que este muriera quedaba libre de este lazo y podía casarse
con otra persona.
Entonces estamos frente a una
mujer que ha estado casada con 5 hombres y el actual no es su esposo sino que
conviven. Esta mujer debía estar siendo rechazada por la sociedad de ese momento,
porque eso no era bien visto. A fin de evitar ser criticada y señalada iba al
medio día por agua porque con esa temperatura estaba segura que nadie iba a ir.
Pero ese día que iba por agua,
se encontró con el manantial de vida eterna – Cristo Jesús- y este no la juzgo,
sino que le hablo con amor. Este es tal vez la cosa que más me impacto, Jesús sabía
todo su pasado, pero a él no le importaba, él amaba y respetaba a esta mujer y
le hizo entender que lo que había hecho no era lo que definía su persona, sino
el corazón que ella tenía.
¿Cómo era el corazón de esta
mujer? Era un corazón deseoso de amar y dar amor. Solo que no sabía cómo hacer
ambas cosas. Y por eso se había refugiado en tantos hombres tratando de
encontrar eso. Hasta el día que vio a Cristo Jesús y vio el ejemplo de amor (el
amor respeta, no critica, apoya, fortalece).
Ahora en el inicio del dialogo
vemos que ella está constantemente rechazándolo, diciéndole ¿Por qué me pides
agua? ¿No puedes sacar agua del pozo? ¿Acaso eres más grande que Jacob? Ella responde
así porque siempre ha estado siendo juzgada, señalada, Por lo que toma una posición
a la defensiva. Seguro y hasta pensó este es otro hombre que quiere seducirme y luego dejarme, mejor lo evito.
Pero vemos que Jesús nunca
contesto con enojo, sino con amor y verdad y le dio a conocer la verdad más
importante.
“Todo el que beba de
esta agua volverá a tener sed —respondió Jesús—, 14 pero el que beba del agua que
yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se
convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.”
En pocas palabras Jesús
le dijo yo soy eso que has estado buscando y no has encontrado y estoy dispuesto
a dártelo para que puedas ser feliz y plena.
Esta es una noticia que debe
alegrar nuestro corazón. Tenemos un Dios justo, misericordioso, bondadoso pero
sobretodo amoroso. A mí me explota la cabeza de ver cuán grande es el amor de Jesús
por nosotros, como a él no le importa lo que éramos sino lo que podemos ser, no
le importa tus errores sino la maravillosa persona que puedes convertirte si te
aceptas y amas a ti mismo, pero sobre todo si lo dejas que te amé y participe
en tu vida.
Bendiciones.
Si tienes tiempo, te recomiendo ver esta predica puede aclarar más sobre el tema del que Dios nos estaba hablando hoy. Es un excelente predicador y seguro que Dios también quiere fortalecer a través de este mensaje.