Devocional semanal: 1 de octubre
de 2017.
ASOMBRO.
Hola, buen día.
Tanto tiempo sin escribir,
quiero contarles lo que aprendí durante este tiempo en que no estuve en vive
para cristo.
Hace unos meses tuve una recaída
por una enfermedad que tengo y eso distancio mi relación con Dios, al punto que
no quería hablarle, leer su palabra y mucho menos redactar un devocional. Pero
algo cambio, si bien era cierto que no quería tener una comunicación, mi corazón
aún se cuestionaba todas las decisiones que tomaba. Las pasaba por el filtro ¿esto agrada a Dios? Aunque mi mente no
estaba con él, mi corazón si, y era algo que no podía comprender.
Un día llame a una de mis
hermanas y expuse mi situación, le conté que no entendía como mi mente no podía
confiar en la gracia de Dios, pero mi corazón sí. Ella me respondió llora,
llore y no solo sentí que ella lloro conmigo, sino que al lado de mi cama
estaba Jesús llorando.
Sabes a Dios no le gusta
vernos en aflicción o derrotados, el también llora nuestra debilidad y por eso
mismo es que en medio de la debilidad nos fortalecemos, rendimos una parte de
nuestras fuerzas a Dios y permitimos que nuestra lucha no sea en solitario sino
que sea acompañado.
Sentir que Dios lloraba
conmigo, me dio compañía. Realmente mi mente no estaba con el porque me sentía sola
y que iba perdiendo. Luego de esto pase un tiempo para afianzar mi relación con
él. Seguí leyendo aún más su palabra, preparar mi corazón, mi mente y literal
fue como una venda que se me caía y puedo ver con una claridad que no tenía
antes.
Lo que aprendí durante estos
meses es que Dios nunca termina de sorprendernos, cuanto más grande es tu relación
más cerca puedes escuchar tus pasos, sentir sus abrazos y también llorar
contigo.
Antes de comenzar tengamos un
momento a solas con Dios, pidámosle ver
asombro en todo lo que hay, existe, vives. Asombro por todo, amen.
“Guardé en mi corazón lo observado, y de
lo visto saqué una lección”
Proverbios
24: 32 NVI.
Todos los días son para
aprender, para reafirmar lo que se sabe, la palabra de hoy no es más que ser
reflexivos en lo que hacemos, pensamos y sentimos. Vivamos esta vida con alegría,
con amor, pasión y entrega. Como lo es Cristo.
No te quejes tanto, piensa
como puedes arreglar eso que te molesta y si no lo puedes cambiar entonces
trata de sacarle el lado más amable y ríase. Se pierde mucho tiempo de esa
manera cuando podemos vivir asombrados.
Si no sabes cómo hacer algo, pídele
a Dios por sabiduría y gracia y el podrá enseñarte, no te afanes.
No corras, igual todo tiene un
tiempo. De todas las experiencias vividas, detalla cada una de las partes y
luego aprende, asómbrate y sigue.
Bendiciones.
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