Devocional semanal: 13 de
noviembre de 2016
AGRADECIDOS.
Hola, buen día.
El tiempo es una magnitud que
solo tiene una dimensión, desde que empezó el punto cero (la creación) también el tiempo aconteció, y desde entonces
no ha dejado de parar. El tiempo es también relativo, depende del observador y
de las circunstancias en la que se encuentra – Cuando me como un chocolate
pienso que pasaron segundos, cuando probablemente fueron algunos minutos.
Siempre nos estamos quejando
del tiempo, que no nos alcanza, que
ojala pase rápido, algunos porque necesitan, otros porque les sobra. Pero lo
que es indiscutible es que el tiempo es el cronometro de
nuestras vida. El ser humano valora la vida porque sabe que
el fin de él es la muerte, esta viene dada en el mejor de los casos cuando
ha pasado mucho rato (vejez) o simplemente se acaba de un momento a otro.
Quiero decirte que el tiempo que hay en
tu vida es justo y necesario para que desarrolles tu potencial. El problema es que no nos
enseñaron como administrarlo y la verdad es que no hay una fórmula mágica para
saberlo, porque depende de cada uno de nosotros.
Lo que he aprendido es que
tanto justos como injustos a todos le llegan tiempos buenos y malos, pero
recordemos que detrás de cada uno de ellos está Dios, y algo quiere enseñarnos
para llevarnos a otro nivel. Gocemos del tiempo que tenemos,
hagamos las cosas con sabiduría e inteligencia, amemos, comamos, juguemos,
bailemos, estudiemos, hagamos todo lo que es agradable ante los ojos de Dios.
Una cosa siempre es real nunca nos separemos de Dios,
quien con él está edifica sobre la roca y su fruto nunca, jamás se seca.
Teniendo a Dios por primero no hay cosa imposible, no pensemos que llevar una
vida en Dios es una vida aburrida y monótona, que no tiene sabor, que
todo está prohibido. Eso es lo más lejano a la verdad. Una vida en la que
Cristo Jesús es el centro de nuestras vidas en una vida de libertad, bendición
y felicidad.
Salmo
27
Salmo de David.
1 El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el
baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme?
2 Cuando los malvados avanzan
contra mí para devorar mis carnes, cuando mis enemigos y adversarios me atacan,
son ellos los que tropiezan y caen.
3 Aun cuando un ejército me asedie, no temerá mi corazón; aun cuando
una guerra estalle contra mí, yo mantendré
la confianza.
4 Una sola cosa le pido al Señor, y es lo único que persigo: habitar
en la casa del todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del y
recrearme en su templo.
5 Porque en el día de la
aflicción él me resguardará en su morada; al amparo de su tabernáculo me
protegerá, y me pondrá en alto, sobre una roca.
6 Me hará prevalecer frente a los enemigos que me rodean; en su
templo ofreceré sacrificios de alabanza y cantaré salmos al Señor.
7 Oye, Señor, mi voz cuando a ti clamo; compadécete de mí y respóndeme.
8 El corazón me dice: «¡Busca su rostro!» Y yo, Señor, tu rostro busco.
9 No te escondas de mí; no rechaces, en tu enojo, a este siervo tuyo,
porque tú has sido mi ayuda. No me desampares ni me abandones, Dios de mi
salvación.
10 Aunque mi padre y mi madre
me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos.
11 Guíame, Señor, por tu
camino; dirígeme por la senda de rectitud por causa de los que me acechan.
12 No me entregues al capricho
de mis adversarios, pues contra mí se levantan falsos testigos que respiran
violencia.
13 Pero de una cosa estoy
seguro: he de ver la bondad del en esta tierra de los vivientes.
14 Pon tu esperanza en el
Señor; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el Señor!
Este salmo es hermoso, vemos la necesidad de David por restablecer su relación con Dios, pero
sobre todo su deseo por estar en su presencia, por realizar las cosas que le
son agradable Dios. No por los
beneficios que esto le traería sino porque realmente su corazón quiere estar en
su presencia y amarle y dejarse llevar por su amor.
Por
algo Dios siempre se refiere a David como un hombre cuyo corazón era conforme a
su voluntad.
Que el propósito de nuestras
vidas sea buscar siempre su presencia, seamos alabadores como David que no le importaba
bailar en las murallas de Jerusalén para adorar a Dios, que no le importaba que
decía la gente, si creían que era un loco como una vez le dijo su primera
esposa y esto a él no le importo solo le interesaba amar a Dios, porque siempre
ha sido bueno y justo con él y ha visto como el amor de Dios y como trasforma y
bendice todo lo que hay en la vida.
Yo quiero que mi vida, Dios
diga que es un perfume grato y que mi corazón era conforme a su voluntad. ¿Que
deseas? No es fácil pero todos los días si es este nuestro propósito podemos
hacerlo, David no era perfecto pero lo logro todo porque en su corazón siempre
estaba el deseo de amarle.
Bendiciones.
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