Devocional semanal: 23 de marzo de 2019.
La gracia que nos levanta
Hola, hoy fue un día muy especial porque por primera vez en mucho tiempo pude amar mi pasado, ver hacia atrás y amarme. Antes solía sentir mucha vergüenza y enojo por las situaciones que había vivido. Grande es el señor que conoce nuestros corazones más de lo que nosotros mismos creemos, muchas veces solía decirme "hoy es el día, ve adelante", "ahora si empezare de nuevo" , "Ya no mas" pero una vez empezaba a dar un paso hacia un mejor futuro, sentía que alguien me tomaba por la espalda y me tiraba hacia atrás.
Era ese enojo, esa dureza en mi corazón que no me permitía aceptar un mejor futuro, creer en las promesas venideras completamente, porque era ese constante recuerdo del pecado que me llamaba inmerecida, me rodeaba en un temor de volverme a equivocar y todo eso confluía en una gran frustración. Yo sentía como había algo en mi que me detenía y aunque yo no le sabia el nombre, seguí buscando en la oración y acercarme al señor conociendo que su gracia, perdón y sobre todo amor es más grande que toda la vergüenza y pecado que podía sentir.
Instruye al niño en el camino correcto , y aun en su vejez no lo abandonará. Proverbios 22:6
Hace dos semanas en medio de una predica en la iglesia ese nombre llegó a mi, y era enojo, estaba enojada por todo lo vivido y me culpaba mucho por ello. Pero, el Señor no nos acusa y abandona sino que nos restaura y alza nuestra cabeza, y en esas dos semanas me enseño el perdón y una capacidad de amor y gracia, que hoy en día veo como todo ese proceso empezó desde ese pasado que odiaba, porque aunque fue difícil su gracia no me abandono y me ha formado hasta el día de hoy donde puedo dar gloria de un gran gozo en mi interior. Recuerda:
Como son mas altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:9
Hoy en la mañana antes de poder dar fe de todas esas cosas me llego un versículo con el que sentí y desperté ante una nueva realidad, donde mi fe por las promesas es entera, mi confianza renovada y mi gozo desbordante. No pienses que tu situación es más grande que tu, siempre recuerda al Dios de amor y de promesas que te sostiene y te dice:
Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo. Ezequiel 36:26
Bendiciones.
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