El
llamamiento de Mateo.
Hola, buen día.
Señor gracias por amarme a mi primero antes de
yo amarte. Tú eres semejante a la luz en medio de las oscuridades profundas a
la que nos sumergimos en este mundo, tú eres la sal que necesitaba mi vida y el
aliento que necesito de fortaleza todos los días. Tu amor no condiciona mi
felicidad porque permites que elija libremente que es lo que me haga feliz, sin
embargo me propones un plan con el que puedo llevar mi vida. Señor quiero
pedirte que me enseñe todos los días amar como tu amas, a amar de una forma desinteresada
en la que no se espera nada, sino entregarlo todo.
Ten un momento a solas con Dios, y déjate amar
para que puedas amar a otros.
El llamamiento de Mateo.
9 Al irse de allí, Jesús vio a un hombre
llamado Mateo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos. «Sígueme», le
dijo. Mateo se levantó y lo siguió.
10 Mientras Jesús estaba comiendo en casa
de Mateo, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y comieron con
él y sus discípulos. 11 Cuando los fariseos vieron
esto, les preguntaron a sus discípulos:
— ¿Por qué come su maestro con recaudadores de impuestos y con
pecadores?
12 Al oír esto, Jesús les contestó:
—No son los sanos los que
necesitan médico sino los enfermos. 13 Pero vayan y
aprendan lo que significa: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no
sacrificios.” Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores.
Mateo
9: 9 - 13
El llamamiento es un acto especial y único en
la vida. Cuando Dios te llama a hacer parte de su obra debes de sentirte
honrado. La verdad es que muchos son llamados a la obra y pocos los elegidos. Y
ser llamado y obedecer te hace ser parte de los elegidos que decidieron consagrar
su vida para el servicio de Dios.
Cualquiera puede ser llamado, pecadores y no
pecadores. Recuerda que todos los pecados tienen la misma dimensión para Dios. Así
que un ladrón o un mentiroso pueden ser llamados para la obra. En el pecador
como en el que no lo es, debe de existir unas características especiales: La
obediencia, el amor, el perdón, la misericordia, el servicio, la bondad pero
sobre todo un arrepentimiento sincero por todo lo malo que hayamos hecho.
Porque todo el que está en Dios es purificado, santificado.
Las cosas viejas pasaron, ahora son hechas
nuevas por la sangre de cristo. Así que recuerda el ejemplo de Mateo en tu
vida, si quieres servir a Dios y aceptar a su llamado pero crees que por todas
las cosas que hiciste no eres digno de merecerlo. Mateo era un recaudador de impuestos
que seguro no tenía compasión de nadie, ni de su propio pueblo, trabajaba para
los romanos que eran los que reprimían al pueblo judío. Pero cuando vio a Jesús
compendio el mal que había hecho, pidió perdón y Jesús lo restauro porque vio
el potencial que había en él. Si Jesús
te llama es porque conoce de tu potencial y todo lo que puedes hacer para
contribuir a su obra.
Reflexionar.
No te dejes intimidar por tu pasado, el pasado
no es más que días que ya no volverán, el presente es lo que estás viviendo y
son la base de tu futuro, tu futuro es lo que visualizas que puedes lograr hacer.
Si tu presente es restaurarte y tú futuro el servicio en Dios, déjate llevar y
vive de esa experiencia que Cristo quiere compartirte.
Bendiciones.
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