Jesús en Getsemaní
Hola, buen día.
Siempre corriendo, preocupándonos
por distintas cosa la universidad, familia, trabajo, amigo. Al final del día
nos quejamos de todo eso pero entonces sino lo tuviéramos de que nos quejaríamos
la respuesta es de nada, no habría nada porque preocuparnos aparentemente esto sería
lo ideal lo cierto es que no! Tendríamos una vida sin sabor ni forma,
totalmente plana sin emociones.
No nos quejemos por lo que
tenemos y agradezcamos por toda las cosas que están en nuestra vida, son
nuestra motivación a querer ser y tener algo mejor. Ya no te quejes tanto y
goza del momento al final la vida trata de eso de estar tranquilos en este
carrusel de emociones.
Antes de iniciar ten un
momento a solas con Dios.
Jesús en Getsemaní.
36 Luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar
llamado Getsemaní, y les dijo: «Siéntense aquí mientras voy más allá a orar.» 37 Se
llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a sentirse triste y
angustiado. 38 «Es tal la angustia que me invade, que me siento
morir —les dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo.»
39 Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y
oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no
sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.»
40 Luego volvió a donde estaban sus discípulos y los
encontró dormidos. « ¿No pudieron mantenerse despiertos conmigo ni una hora? —Le
dijo a Pedro—. 41 Estén alerta y oren para que no caigan en
tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil.»
42 Por segunda vez se retiró y oró: «Padre mío, si no
es posible evitar que yo beba este trago amargo, hágase tu voluntad.»
43 Cuando volvió, otra vez los encontró dormidos,
porque se les cerraban los ojos de sueño. 44 Así que los dejó y
se retiró a orar por tercera vez, diciendo lo mismo.
45 Volvió de nuevo a los discípulos y les dijo: « ¿Siguen
durmiendo y descansando? Miren, se acerca la hora, y el Hijo del hombre va a
ser entregado en manos de pecadores. 46 ¡Levántense! ¡Vámonos!
¡Ahí viene el que me traiciona!»
Mateo 26: 36 – 46 NVI.
Se acercaba la hora de morir de Jesús él estaba consciente
del dolor, la humillación y el sufrimiento que le vendría. Sabe que el cuerpo es
débil pero el espíritu fuerte. Y en la humildad que le caracteriza se refugia
en Dios orando pidiendo que le fuerza pero sobre todo reconoce su debilidad al
decir:
«Padre mío, si es posible, no me hagas beber este
trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.»
Jesús temió también ante el reto que le venía pero
saben a diferencia de mucho de nosotros no renuncio siguió adelante y sobretodo
dejo que fuera el Padre quien hiciera su voluntad.
Nosotros también hemos temido de hacer algo porque creemos
que no podemos, o no somos los mejores o cualquier otra cosa que pueda pasar
por nuestra cabeza. Si Dios ha permitido algo en tu vida es porque lo puedes
hacer, Dios no pone cargas que no puedas soportar y si aún lo soportas es
porque no has llegado a tu límite.
Así que no te dejes vencer por nada es cierto que
tenemos debilidades por eso el mismo Jesús pedía que le diera fuerzas pero también
como Jesús afrontemos los retos de nuestras vida no huyamos. Tus debilidades
delante de Dios pueden hacerse tu fortaleza.
Bendiciones.
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