Agosto

Devocional diario: 29 de agosto del 2015

9:50 a.m.

La enfermedad.



Dios sabe cómo hace las cosas, realmente no hay ser más sabio que él, sus acciones en nuestra vida son poéticamente pensadas. Si lo piensas, tu vida es la mejor prosa escrita, llena de todas las emociones que hacen sinergia para un mismo propósito. Las emociones y tus buenos momentos están escritos en letra cursiva, tus pruebas tienen música de suspenso de fondo, tu encuentro con Dios es un párrafo aparte en negrilla y tu vida la más bella canción, que debería terminar en una frase:

“Alma mía bendice a Jehová mañana, tarde y noche porque has visto sus maravillas y merece mi adoración toda la vida”.

Ten un momento a solas con Dios, realmente él es espectacular, no hay otro igual, el  nuestro Dios.

Jesús sana a los enfermos

23 Jesús recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y dolencia entre la gente. 24 Su fama se extendió por toda Siria, y le llevaban todos los que padecían de diversas enfermedades, los que sufrían de dolores graves, los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y él los sanaba. 25 Lo seguían grandes multitudes de Galilea, Decápalas, Jerusalén, Judea y de la región al otro lado del Jordán.

Mateo 4: 23 – 25 NVI.

Jesús no solo vino a dar la nueva buena de salvación, sino a hacer milagros de sanación en las personas, dando señales que él es el Cristo y tiene autoridad sobre cualquier cosa.
Si tus estas pasando por una enfermedad recuerda que para Dios no hay imposible. En ese tipo de situaciones me gusta recordar a Pablo; Él se quedó ciego y pedía a Dios que su aguijón fuera su fortaleza (2° Cor 12:8-10) a fin de no ofender a Dios en ningún momento en medio de su debilidad.

Dios sabe cómo hace sus cosas, la enfermedad no es más que un estado que nos recuerda que somos humanos, frágiles, susceptibles a cualquier cosa, sin embargo tenemos un Dios en quien renovamos fuerzas.

Mi alma duele y mi cuerpo también, mi conciencia esta triste. El aguijón duele, la debilidad irrita, mi estado me frustra. Recuerdo que en Dios tengo nuevas fuerzas, sin embargo la angustia, la desolación es difícil llevar.  Obligo a  mi alma a rogar, a clamar a Jehová, mañana, tarde y noche.

Escrito por: Viviana Vergara 
Redacción: Daniela Manrique

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