La enfermedad.
Dios sabe cómo hace las cosas,
realmente no hay ser más sabio que él, sus acciones en nuestra vida son
poéticamente pensadas. Si lo piensas, tu vida es la mejor prosa escrita, llena
de todas las emociones que hacen sinergia para un mismo propósito. Las
emociones y tus buenos momentos están escritos en letra cursiva, tus pruebas
tienen música de suspenso de fondo, tu encuentro con Dios es un párrafo aparte
en negrilla y tu vida la más bella canción, que debería terminar en una frase:
“Alma
mía bendice a Jehová mañana, tarde y noche porque has visto sus maravillas y merece
mi adoración toda la vida”.
Ten
un momento a solas con Dios, realmente él es espectacular, no hay otro igual,
el nuestro Dios.
Jesús
sana a los enfermos
23 Jesús recorría toda
Galilea, enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y
sanando toda enfermedad y dolencia entre la gente. 24 Su fama se extendió por
toda Siria, y le llevaban todos los que padecían de diversas enfermedades, los
que sufrían de dolores graves, los endemoniados, los epilépticos y los
paralíticos, y él los sanaba. 25 Lo seguían grandes multitudes de Galilea,
Decápalas, Jerusalén, Judea y de la región al otro lado del Jordán.
Mateo
4: 23 – 25 NVI.
Jesús no solo vino a dar la
nueva buena de salvación, sino a hacer milagros de sanación en las personas,
dando señales que él es el Cristo y tiene autoridad sobre cualquier cosa.
Si tus estas pasando por una
enfermedad recuerda que para Dios no hay imposible. En ese tipo de situaciones
me gusta recordar a Pablo; Él se quedó ciego y pedía a Dios que su aguijón
fuera su fortaleza (2° Cor 12:8-10) a fin de no ofender a Dios en ningún momento
en medio de su debilidad.
Dios sabe cómo hace sus cosas,
la enfermedad no es más que un estado que nos recuerda que somos humanos,
frágiles, susceptibles a cualquier cosa, sin embargo tenemos un Dios en quien
renovamos fuerzas.
Mi
alma duele y mi cuerpo también, mi conciencia esta triste. El aguijón duele, la
debilidad irrita, mi estado me frustra. Recuerdo que en Dios tengo nuevas
fuerzas, sin embargo la angustia, la desolación es difícil llevar. Obligo a
mi alma a rogar, a clamar a Jehová, mañana, tarde y noche.
Escrito por: Viviana Vergara
Redacción: Daniela Manrique.
Redacción: Daniela Manrique.
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